Es un hecho cierto que el sector de las telecomunicaciones, con su dinamismo, capacidad de innovación y esfuerzo inversor, ha definido, a lo largo de las últimas décadas, el rumbo de la sociedad digital en la que vivimos. Tal y como revela el informe ‘Impacto de la transformación digital en España: 1998-2023’, elaborado por la consultora Nae y presentado con motivo del 25 aniversario de la Fundación Orange en España, la vertiginosa transformación tecnológica vivida en el último cuarto de siglo ha permitido que nuestro país se sitúe entre los líderes digitales europeos, avanzando posiciones hasta el 7º lugar en este ránking, por delante de países como Francia (12º), Alemania (13º) o Italia (18º).
En este documento se señala también que la digitalización, gracias al impulso de las telecomunicaciones, contribuyó en unos 7.500 millones de euros anuales a nuestro PIB nacional durante el periodo 2013-2018 fruto de unas elevadas inversiones – más de 5.500 millones de euros de media anual desde 1998 – realizadas de forma continua por las empresas del sector. Gracias a ello, España está ya entre el top-3 de la UE entre los países con mejor conectividad.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer, especialmente para que ningún colectivo ni territorio se queden fuera del progreso que conlleva este avance tecnológico. Y para ello es fundamental la existencia de operadores con la fortaleza, tamaño y capacidad de inversión para acometer las necesarias inversiones en redes que nos permitan seguir estando a la vanguardia del futuro.
Este ha sido el germen de la creación, hace tan solo unos meses, de MASORANGE, el primer operador de telecomunicaciones en España por número de clientes – 37M de líneas entre móvil y banda ancha – y una de las 20 mayores empresas de España por volumen de ingresos (más de 7.400M€).
Este nuevo gigante con sus grandes activos en redes, talento e innovación supone un hito en nuestro país y abre una nueva etapa del sector, tanto a nivel nacional como europeo. Y lo hace con un ambicioso plan industrial para los próximos tres años, con el que pretende destinar alrededor de 4.000 millones de euros a seguir conectando todo el territorio con las redes más avanzadas de fibra óptica y 5G y generar esos nuevos servicios de valor que requiere una sociedad cada vez más avanzada.
Por ello, MASORANGE nace con una cultura empresarial clara y la ambición de “ser la compañía líder en satisfacción del cliente, talento e impacto positivo”, y con la intención de hacer accesible la tecnología para todos los ciudadanos, tanto si residen o trabajan en áreas urbanas como si lo hacen en el entorno rural.
Con esta vocación, y la colaboración de todos los actores, públicos y privados, para conseguir ese empeño, lograremos acelerar la digitalización y contribuir al progreso de todos los habitantes y empresas en nuestras ciudades y en nuestros pueblos.
Además, la compañía está avanzando también en su objetivo de conseguir que la tecnología no solo sirva para mejorar la vida de las personas sino también la salud del planeta para convertirse en un referente en sostenibilidad/ESG. Prueba de ello son las 24.000 toneladas de CO2 eq. que ha reducido en los últimos 5 años (alcance 1+2), avanzando así en su objetivo Net-Zero Carbon y reduciendo su huella medioambiental contribuyendo a los objetivos de la Agenda Digital Europea con una infraestructura digital segura, sostenible y respetuosa con el planeta.
