La actividad de cruceros del Puerto de Barcelona genera una facturación de 800 millones de euros

La actividad de los cruceros de la capital catalana genera una facturación total de 796 millones de euros y contribuye al Producto Interior Bruto (PIB) de Cataluña con 413,2 millones de euros anuales, según los resultados de un estudio encargado por el Puerto de Barcelona y elaborado por el Laboratorio de Economía Aplicada AQR-Lab de la Universidad de Barcelona, en colaboración con Turismo de Barcelona.

El estudio calcula el impacto directo de los principales agentes implicados en la actividad crucerística, el impacto indirecto y el inducido, además de los efectos catalizadores del sector sobre la economía. Así, el informe revela que el gasto directo derivado de la actividad crucerística asciende a 442,5 millones de euros anuales, que se reparte entre tres agentes principales de gasto: las navieras (121,2 millones), los cruceristas (315,8 millones) y las tripulaciones (5,5 millones). A partir de este gasto inicial se genera una facturación de manera indirecta e inducida de 353,5 millones de euros, lo que sitúa la facturación total de la actividad de cruceros en 796 millones de euros.

El estudio también destaca que este volumen de actividad supone una contribución de 413,2 millones de euros al PIB de Cataluña y permite mantener 6.759 puestos de trabajo. Además, genera unas rentas fiscales de 152 millones de euros en impuestos estatales y autonómicos y tasa turística.

La capital catalana es la principal beneficiada de esta actividad, ya que el 75% del efecto total se queda en la ciudad de Barcelona (313,4 millones de euros de contribución del PIB y 5.039 puestos de trabajo, en términos absolutos).

Para exponer estas cifras de manera más comprensible, el estudio detalla que la llegada de cruceros al Puerto de Barcelona supone una facturación diaria de 2,2 millones de euros en Cataluña (1,7 millones de los cuales, en la ciudad de Barcelona). Es decir, cada crucero que hace escala en el Puerto de Barcelona genera, de promedio, una facturación total de un millón de euros; contribuye con medio millón de euros al PIB de Cataluña y permite mantener 9 puestos de trabajo (7 de los cuales, en Barcelona). Además, cada escala de crucero aporta 200.000 euros en rentas fiscales (IVA, IRPF e Impuesto de Sociedades).

Efectos positivos en otros sectores e infraestructuras

El estudio demuestra que el sector de cruceros, lejos de beneficiar exclusivamente las actividades típicamente turísticas, genera importantes efectos positivos en otros sectores de la economía. Esta multiplicación de los beneficios en diferentes segmentos económicos se concreta en la distribución de los puestos de trabajo que origina la actividad crucerística: si bien 3.995 puestos de trabajo se generan en sectores turísticos, los 2.764 restantes se dan en sectores tan diversos como la logística, la fabricación de productos alimenticios, la industria metalúrgica, las industrias químicas, los servicios médicos o los servicios de gestión de residuos y saneamiento, entre otros.

El documento también destaca algunos de los efectos catalizadores de la actividad de cruceros del puerto catalán, como por ejemplo el impacto sobre el Aeropuerto de El Prat, que es un caso paradigmático, ya que la importancia de Barcelona como puerto base de cruceros, y el hecho de que el 78% de los cruceristas de turnaround utilicen el avión, han sido determinantes para la creación y mantenimiento de vuelos internacionales (como a Estados Unidos, Canadá o también a los Emiratos para el mercado australiano).

El sector de cruceros también tiene importantes efectos sobre el transporte terrestre de viajeros, ya que supone una demanda estable y continuada a lo largo del año para todas las ramas de transporte de pasajeros. Además, esta demanda sostenida ha ayudado a mantener puestos de trabajo de empresas de transporte no específicas del sector turístico.

El estudio ha sido presentado por el presidente del Puerto de Barcelona, Sixte Cambra; el director del Laboratorio AQR-Lab de la Universidad de Barcelona y catedrático de Economía Aplicada, Jordi Suriñach; con la presencia del director general de Turismo de Barcelona, Jordi William Carnes.

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